martes, 7 de agosto de 2007

Artistas de medio pelo

Hace ya algunos años, una querida amiga de la infancia con la que, curiosamente, tengo poquísimo en común (lo cual demuestra que una amistad puede volverse tan sólida como un vínculo familiar, a pesar de la distancia, sea ésta del tipo que sea) me descubrió al Chivi. Como no podía ser de otro modo, y haciendo gala de esas diferencias que tan distintos nos hacen, a ella le encantaba y a mí me horrorizaba.

En alguna otra ocasión he tenido oportunidad de oírlo. Pocas, afortunadamente. Y siempre me ha parecido igual de estúpida, facilona y ridícula su música.

Ayer, en su blog, David Bravo (este chico me tiene absolutamente fascinado: un abogado con sentido del humor y que no defiende al mejor postor...), recogía dos comentarios muy, pero que muy distintos de este "hombrezuelo" que no desentonan para nada, tal y como yo lo veo, con su calidad artística:


2002: "Estoy totalmente a favor de la piratería. Como usuario de música, no tengo el poder adquisitivo suficiente para comprar todo lo que quiero escuchar, por tanto tiro de mp3 como cualquiera. Y como músico, la mayoría de mis fans me conocen a través de Internet, por tanto no puedo estar en contra de la distribución de mp3. Además, gano más en los conciertos que con la venta de mis discos. Se cobra una mierda por disco vendido, por tanto prefiero que mis canciones lleguen a la gente aunque sea sin pagar y que luego esos fans acudan a los conciertos".

2007: "Hay algún iluso por ahí que dice: “se venden menos discos pero va más gente a los conciertos”. Esa es la mayor mentira de todos los tiempos [...] claro que estoy en contra del intercambio abusivo de material a través de Internet. La música ya no es rentable para las compañías. No van a poder apostar por nadie nuevo y la cultura en general perderá por ello".



La comparación que se me viene a la cabeza es Ramoncín. Considero que el segundo comentario podría ser perfectamente suyo, tanto por las formas como por el contenido. Lo triste (para el Chivi) es que prefiero a Ramoncín. Al menos su... "obra artística" sólo hace desear tener a mano unos tapones para los oídos, y no arrancarme las orejas directamente.


P.S.: en el mismo blog donde he leído esta "comparativa de declaraciones" han publicado una respuesta enviada por el propio Chivi explicándose. Podéis leerla pinchando AQUÍ. Comentaría esa respuesta, pero no cambia mucho mi opinión sobre él, la verdad. Y lo poco que lo hace, no es de forma positiva, desde luego.