A veces nos ocurre que algún elemento "tabú" llama nuestra atención irremediablemente, algo a lo que ni tan siquiera confesaríamos haber prestado el más mínimo interes, aunque sólo fuera por un instante.
Pero yo soy un inconsciente.
Hace ya varios meses, prestando mis servicios como chauffeur de Afroditta y... bueno, realmente no recuerdo ya el nombre artístico del otro travesti, tuve ocasión de escuchar un CD que, lo reconozco, había sido objeto de mofa y burla por mi parte: el debut "musical" (ou chámalle X) de Paris Hilton.
Este personaje me resulta francamente fascinante. De hecho, de todas estas princesitas ultraoxigenadas de, curiosamente, mi generación creo que es la que más posibilidades tiene de convertirse en algo así como la "nueva Madonna" (salvando las distancias, claro). Sin embargo, jamás pensé que llegaría al extremo de hacerme con una copia de su album.
No puedo decir que su calidad artística y musical sea apabullante, puesto que mi nariz ya es lo suficientemente larga, pero como acompañamiento de fondo y, como se suele decir, "música sin pretensiones", es un trabajo que realmente cumple su funcion. Mejor que el último de Christina Aguilera, por poner un ejemplo cercano que, dicho sea de paso, me hace doler la cabeza.
Qué cosas.
jueves, 12 de julio de 2007
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